Las modificaciones en la Ley General Tributaria y su reglamento, obligan a todas las empresas y profesionales a partir de mediados de 2024 a que los programas de facturación (TPV incluidas) sean tales que no se pueda tener facturación B, ni hacer ninguna modificación que no quede registrada en el programa. Las facturas llevaran un código QR con el contenido de la factura que podrá ser leído por lectores de ese tipo. (Ojo con esto. Si un cliente tuyo sube ese código a Hacienda, ésta ya sabrá que existe esa factura, por más que tú no la declares o envíes).
Ya no se podrá borrar una factura errónea y cambiarla por otra nueva con el mismo número. Ya no servirá facturar en Excel o en Word. Los programas deberán estar homologados por las empresas que los realicen y aportar un certificado de cumplimiento de dicho requisito.
Por el simple hecho de tener un software no homologado aunque no se use, las sanciones serán de 50.000€ por cada ejercicio que controle la inspección de hacienda, y lo normal es, que además de pedirnos la información contable, nos pidan alguna información informática de las facturas emitidas y los programas usados cuando tengamos una inspección.
En ese mismo periodo para las empresas que facturen más de 8M al año, o al siguiente verano de 2024 para todas las empresas y profesionales, se deberán emitir todas las facturas en formato electrónico. Esto no es emitirlas en pdf y enviarlas por mail, sino en formato electrónico. El formato electrónico no se puede ver directamente y habrá que usar visores estándar para verlas como ahora.
Solo se salvaran las tiendas que no estén obligadas ahora mismo a emitir facturas (venta con ticket de caja), pero si un cliente la solicita en formato electrónico estaremos obligados a dársela igualmente. Además habrá que habilitar formas para que cualquier cliente pueda acceder a ellas cuando lo desee (dejándolas en la nube, u otras soluciones de ese tipo) y proporcionar información de la situación de pago o cobro de la misma.
Aunque aún será voluntario su envío a Hacienda, como ahora ocurre con el Suministro inmediato de información, en un periodo más o menos lejano será obligatoria su remisión a Hacienda, con lo que tendrán todas las facturas emitidas por empresas y profesionales (y por tanto, también las que recibimos de otras empresas o profesionales).
Es necesario actualizar los programas o mirar otros nuevos, porque queda poco tiempo, además de evaluar los propios negocios para entender si son rentables o no de cara a ese momento.